Es mentira que las cosas son sencillas. Esas afirmaciones en realidad pretenden callar los ruidos que las cosas nos generan.
Ahora bien, de lo que se trata es del cómo uno se toma la complejidad de las cosas. Uno puede hacer un padecimiento o puede hacer una forma de vida que pretenda ir resolviendo complejidades sin alborotarse. Desde ya, casi ni vale la pena aclararlo, hay muchas otras formas.
Lo destacable en este caso es que hay momentos que alborotarse, no viene para nada mal. Es un movimiento brusco, que sacude al propio cuerpo y pareciera un cambio de piel. Es como sacarse cositas que uno fue poniéndose al hombro. Se camina con más swing! Por eso, en estos días, Sam Sparro viene bien.
Escuchen el estribillo y acuérdense de aplaudir.
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